Esta mañana se ha arreglado el reloj de nuestra Parroquia de Santa María de Gracia. No solamente llevaba bastante tiempo parado sino que en bastante tiempo antes ya atrasaba y nos daba poca confianza la hora que señalaba.

               El reloj, aunque el mecanismo es bastante simple, si que tiene que estar muy bien calibrado, lubricado y limpio para su buen funcionamiento.

               Nuestro paisano Manuel Gutiérrez Jurado ayudado por su sobrino José Manuel Gutiérrez Arenilla (Guti), han sido los encargados de dicha limpieza y puesta a punto.
      
               Por el momento tan solo podremos disfrutar de la vista, ya que nos faltará el sonido de nuestras campanas que toquen las horas marcadas por el reloj, al estar en muy malas condiciones las cogidas de los martillos de las campanadas, por lo que habrá que esperar a su arreglo para conectar los mecanismos y volver a ver y escuchar las horas de nuestro campanario.

               Aunque no sean tan imprescindible como en antaño, cuando la mayoría de las personas eran guiadas por dicho reloj, si que es entrañable y bonito.

               Y es que, el reloj de nuestra iglesia es mucho más antiguo que la torre, pues no se hizo la torre y después se puso el reloj, sino al contrario. El reloj fue comprado por orden del Visitador del Arzobispado en 1627 pagándose por partes iguales entre la fábrica de la Parroquia y el Concejo de la Villa. Se compró en 1.628 y costó 7.139 reales. Aunque el mecanismos actual no es el original, si que el cuarto, y el hueco de las pesas y de la escalera si que son antiguos. Al principio estuvo sobre pilares, hasta que en 1.750 se puso la torre, que desgraciadamente se cayó cinco años más tarde ( 1 de noviembre de 1755 ) y hubo que levantarla de nuevo. El mecanismo actual es de la fábrica alavesa de Viuda de Murua, y pudo ser comprado (habría que ojear los Libros de Fábricas) entre 1940 y 1950, una vez que se hiciera cargo de la empresa de su esposo Ignacio Murua, fabricante de campanas y relojes de 1854 a 1897.

                Lo que si es cierto, es que, de momento, es una realidad su puesta en funcionamiento, y esperemos gozar durante mucho tiempo del supuesto tic-tac de sus engranajes.