Como se institucionalizó el pasado año, con el nombre de " Reconocimiento Carnavalero  Frasquita la Serena", este año se ha otorgado dicha distinción a nuestro paisano y gran chirigotero D. Manuel Azcárate González, al que cariñosamente se le conoce como "El Chiri", por su gran pasión por los carnavales. La entrega la hizo el Concejal Delegado de Festejos D. Alberto Jurado Tornay.
               
                Aunque en éstos últimos años, en lo que respecta a los noticias de ésta web no se le ha mencionado mucho, ya que el trabajo en la ciudad onubense de Almonte le ha impedido participar con agrupaciones en la distintas ediciones de los carnavales de nuestro pueblo, si que ha sido un gran referente cuando se encontraba aquí.

                En sus palabras de agradecimiento quiso hacer partícipe de éste galardón a todos aquellos que participaron con él en las distintas agrupaciones; ya de manera formal en aquella "La Sobrina de la Sabrina" que sacara a la calle en el Carnaval de 1988, mencionando a todos los componentes de la misma.

                Sin lugar a dudas, siempre se ha dicho de él que lo llevaba en la sangre, sobre todo, si recordamos aquella "Luisa la Carna" que amenizaba y recordaba nuestro carnaval hace más de setenta año, incluso en aquellos años tan difíciles como fueron los de la postguerra.

                Cerró su intervención con la lectura de una carta, que conmocionó a los asistentes y que a continuación os transcribo:

UN AMOR LLAMADO ESPERA

Como decía aquella copla de “Los Viejos”:

“… de nuevo vengo a cantarte”.

Aunque hoy, más bien,

lo que quisiera fuera hablarte.

Decirte que sin decir media palabra

me tuve que ir de tu vera,

aunque presente en mis pensamientos

de día y de noche siempre estuviera.

Decirte que cuando llegaban tus Carnavales

fueron  tormentos para mí,

y tuve celos de que los poetas te dijeran,

lo que yo no te podía decir.

Cada vez que de ti me acordaba

mis ojos rompían en llanto

y mil veces que me preguntaba:

¡Dios mío!, ¿porqué la quiero tanto?

Como no tuve tiempo para cantarte,

a mis hijos desde chico le quise enseñar:

-          Niños, vayáis por donde vayáis

esto es lo que tenéis que pregonar:

“ Yo soy de Espera, señores,

donde la hospitalidad es su bandera

llevan la gracia y el arte por montera

y yo no sé lo que tiene

pero el que la pisa “pa” siempre se queda;

Señores, que soy de Espera

donde todo el mundo nos tiene celos

dicen que somos el pueblo

que está más cerquita del cielo.

Y si un juez me dictara una sentencia

que Espera sea mi cárcel y sus calles las cadenas,

¡coño!, ¿habrá un sitio más bonito,

para poder cumplir una condena?”

Decir espereña, para mí es amor;

decir Santo Cristo, para mi es devoción,

y decir Espera, para mi es decir

admiración, inspiración, pasión,

algo que nadie ni nunca

podrá arrancar de mi corazón.

Porque es tanto lo que te quiero

que parece que estoy delante del mar,

siempre veo donde está el principio

y nunca puedo ver dónde está el final.

Y el día que yo me muera

yo te pido a tí, mi Santo Cristo,

si he sido bueno, no me lleves al cielo,

déjame aquí en Espera, que esto es el paraíso.

Y para finalizar,

voy a contar hasta diez:

Espera,

por un beso tuyo,

dos caricias te daría,

tres abrazos que demuestren

cuatro veces mi alegría.

Y en la quinta sinfonía

de mi sexto mandamiento

siete veces que te digo

las ocho letras de un “te quiero”,

porque nueve veces por tí vivo,

y diez son las veces

que por ti muero.

-          Gracias Espera -