NAVIDADES PARA RECORDAR
Las navidades son unas fiestas entrañables para todos. Nos acordamos mucho de los que no están entre nosotros y de nuestros seres más queridos.
En Espera cuando se acercan estas fiestas ya se empiezan a oír los villancicos y siempre ha existido esta bonita tradición de cantar los campanilleros por las calles y por los campos.
Hablando de villancicos, los espereños no debemos de olvidar a Mario Garrido Troncoso, el autor del villancico más popular y el que más se ha cantado y seguirá cantando los espereños desde los años setenta.
Cuando a Espera hubieran venido
José y María en la navidad,
en la cueva que tiene el castillo
el mundo tendría su primer portal….
Esta letra del villancico fue lo que a mí me inspiró, para hacer el primer Belén viviente que se hacia en Espera, era el año 1983. Para hacer la grabación utilicé una de las primeras cámaras de video portátil que se pusieron a la venta.
Para realizar aquél Belén, tuve la suerte de contar con muy buena gente para representarlo y mucha colaboración por parte de todo el pueblo (como siempre que la pido).
Gracias a este video, muchos espereños, repartidos por toda España y por Europa, pudieron ver como en Espera se hizo un Belén viviente en un entorno tan singular y bonito como es nuestra cueva y el castillo Fatetar. Esto ha servido para que se haya seguido haciendo y que cada año este más bonito, participe más gente y nos visiten más forasteros.
Los campanilleros en Espera, como decía anteriormente, es una vieja tradición. Yo recuerdo que llegando navidad, salían por las calles y por los campos cantando, y eran recompensados por los dueños de las casas donde cantaban con polvorones, pestiños, borrachos, acompañado de la copa de aguardiente. Otros les ofrecían dinero que para muchos era un gran alivio, porque tenían la solución para poder comprarse unas alpargatas nuevas porque andando por los malos caminos se les rompían las que llevaban puestas.
Los que dirigían los coros en los años cincuenta, y que fueron muy populares, porque cantaban muy bien, eran Pedro Muñoz (Pedro el de la Santerita) y Francisco Carmona (Paco Petrolo).
Después de estos coros que he mencionado, hubo unos años que no salían a cantar por las calles ni por los campos, parecía muy tristes las navidades sin los campanilleros.
Mario Garrido Troncoso se propuso organizar un coro donde podían entrar lo mismo hombres que mujeres y en el que también tenían cabida los niños. Ocurría por los años setenta al ochenta. Cantaba de solista Dolores Plata “La Bolera” con buena voz y estilo, también estaba Rosi Duque, gran voz pero con un tono más fino, lo cual hacían las dos buena armonía en el cante. Los hombres solistas eran Francisco Díaz “El Gavi” y Manolo Bernal.
El coro de Espera participo en varios certámenes: Utrera, Villamartín, Arcos en la peña flamenca, pero donde tuvieron más éxito y recibieron mas aplausos por haber un publico de muchas provincias españolas y una representación de Argentina, fue en Bornos. Allí en el antiguo convento (hoy instituto) se celebró el XXIV congreso nacional de belenistas, el día 31 de Mayo de 1.986, organizado por la Asociación de Belenistas de Jerez. Se dieron cita en dicho lugar siete autobuses llegado de Jerez.
El acto fue presentado por el poeta arcense, D. Antonio Murciano, ofreciendo un buen recital de poesías navideñas y a la vez presentaba al coro espereño para cantar villancicos.
A pesar de ser el mes de mayo, fecha poco propicia para cantar villancicos y haber tenido poca preparación, al público le encantaba, correspondiendo con grandes aplausos. Dolores “La Bolera” canto el villancico de la niña de la puebla “pajarillo….” y fue el momento que mas emocionó al publico.
Recuerdo que al terminar el acto le pregunte a mi tío Mario: -¿Por qué no has recitado la poesía que tanto gusta a la gente y que tan bién recitas?. Esa que dice, “dile madre que no venga esta noche a mi ventana…”-. La respuesta que me dio fue que habiendo un poeta presentado el acto no era oportuno decirla. Para mí una respuesta de mucho talante.
Al terminar el acto, en el patio del colegio se ofrecía el almuerzo, y estando en Bornos, lo mejor para ofrecer es la berza, acompañada de una buena “pringá”. Recuerdo que los cubiertos que se pusieron eran de madera y tenian pintados la conmemoración y la fecha del evento. Cuando me acercaba a las mesas para entrevistar a los comensales y preguntarles por lo que estaban comiendo. Todas las respuestas fueron las mismas, que estaba buena la comida, pero lo que más le había gustado había sido la actuación del coro campanillero. Podéis imaginarse como me sentía yo, como espereño, al oír estas respuestas.
Por aquel tiempo el director del coro, Mario Garrido Troncoso, se encontraba con muchas ganas para estas actividades y por supuesto más joven. Dios quiera que lo tengamos mucho tiempo entre nosotros, pero el día que falte, a Mario los espereños no lo olvidaran. Al menos ,cuando llegue la navidad nos acordaremos más de él, porque nos ha dejado un legado de muchos villancicos escritos, y cantados por los Panderetos de Arcos y los coros de campanilleros de Espera.
También recuerdo como celebrábamos las navidades en los años sesenta. Les voy a contar de donde surgió la costumbre de hacer los club para celebrar entre amigos las navidades. Un grupo de amigos creamos el club “La pandilla” y celebramos el primer año las navidades y el año nuevo, en el antiguo cuartel de la Guardia Civil, (hoy está la Casa de la Cultura) en uno de los salones de la parte alta. Nos juntamos aproximadamente veinticinco, entre hombres y mujeres. Eran los primeros años que se había inventado el Pikú, después seria el tocadiscos, éramos pocos los que sabíamos bailar.
La bebida que tomábamos era cerveza y vino fino Mantecoso, acompañado de la ensaladilla, las anchoas con pimiento morron y huevos duros y poco más. Los cubatas ni se conocían, ni se oía hablar de ellos. Entonces nos divertíamos mucho con pocas cosas.
Recuerdo, cuando las mujeres nos dejaban para irse a dormir, porque entonces tenían una hora para volver. Los amigos nos quedábamos hasta ver amanecer y con una tiza cada uno íbamos pintando en las puertas de cada casa, feliz año nuevo y el número correspondiente al año.
El año sesenta y dos en la despedida del año, acordamos todos los hombres ponernos una chistera para entrar en el año nuevo con ella puesta, lo pasamos todas y todos muy bien y en recuerdo de aquella fiesta, decidimos cambiar el nombre que teníamos el club de “La pandilla” por el de “La chistera”. Han pasado muchos años de lo que les cuento, pero aún seguimos amigos de aquellos años celebrando y conmemorando el club “La Chistera” con la pena de los que no están entre nosotros, como son José Juan Fernández y Miguel Fernández, pero sus viudas asisten a la cita anual que tenemos los del club.
Son vivencias que pasamos en tiempos de austeridad, si lo comparamos, con la actualidad, también fuimos muy felices.
Les deseo a todos los de mi pueblo, Paz, Salud y Prosperidad, en estas fiestas de la navidad.
Fernando Garrido Jiménez
Navidad 2.007
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2007 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA