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REVISTA DE NAVIDAD 2007

A robar peras

 

-A robar peras-

 

Queridos amigos:

 

Es mi deseo contar un episodio de mi infancia.

 

Ocurrió que salimos de la escuela por la tarde, y, nos encontramos con Juan el “churingui” y Pepe el del “Río”, que nos dieron una pera a Esteban y a mí. Le preguntamos de donde las habían cogido.

 

-¿Se lo decimos Juan?- Juan se quedo callado, (era muy cuco).

- Bueno si no nos lo dice se lo diremos al maestro- Esto le ablando y quiso hablar, pero no dijo “na”. Así que Esteban y yo lo cogimos por el pecho:

-¿ Nos lo dices o no?

-No Juan, díselo tu.

-Bueno esta en Las Viñas. Coge la carretera que va a  la Romería, saliendo de la “alamea” hay un cerrillo. Llegando a lo alto del cerro, se ve una casa pequeña, detrás tiene un huerto con árboles, coles, lechugas y allí esta el peral, y está cargado. Nosotros no hemos visto a nadie.

-¿Vamos ahora mismo?- dije yo

-¡Vamos ahora!- dijo Esteban.

-¿Por qué no vamos mañana los cuatro? – Dijo Pepe

-¡Anda  mañana! – conteste- ¿Vamos tu y yo solos Esteban?

-Si vamos tú y yo solos, estos son unos “cagaos”. Pero, no  digáis a nadie que vamos a robar peras, si no ya nos veremos las caras.

Salimos corriendo por la carretera en busca del peral. Llegamos al cerrito y:

-¡Mira la casa! ¡si es verdad!- Cuando llegamos miramos con sigilo buscando el peral.

-¿Ves Esteban? Allí está, mira como se doblan las ramas con el peso de las peras. ¡Vamos!  no se ve a nadie.

 

Nos subimos por el tronco  comiendo peras como pavos, de pronto vimos a un hombre debajo del árbol, dando voces.

 

-         Ah ladrones robándome las peras, ¿no? Lo vais a pagar caro.

Bajamos del árbol “asustaos” y le dijimos:

 

-         Nosotros no hemos sido.

-         ¿Ah, no? Han sido otros, ¿no?

-         Ya se han ido- le contestamos.

-         ¿Cómo te llamas tu? Me preguntó.

-         Yo Eugenio

-         ¿Y tú?

-         Yo Esteban.

-         Bueno de momento no os quiero pegar, porque es cosa fea, pero como castigo quiero que con las manos “escarbéis” en el suelo hasta la raíz del árbol y se comáis todas las peras que allí encontréis.

 

Yo medio llorando , le dije:

-         ¿Y tu como sabes que en las raíces hay peras?

-         ¡Vaya hombre! ¿Qué no vais a cumplir el castigo, no?

-         Péguenos un poco, y ya nos volveremos mas- Le dijimos.

-         De momento os mando que os sentéis ahí los dos, pero quietos.

 

El hombre se acerca otra vez a nosotros. Llevaba una rama en la mano y al querer dejarla en el suelo, nosotros nos echamos a un lado.

 

-         ¿Por qué se apartáis, si queréis que os pegue? Bueno no temblar, que nos os voy a pegar. Además os dejo comer todas las peras que queráis. Pero no llevarse ninguna, solo las que podáis comer.

 

A partir de entonces íbamos todos los días los cuatro.

 

No me acuerdo del nombre de ese buen hombre.

 

En memoria de mi amigo Esteban “Pitopi” y de ese buen hombre.

 

- Eugenio Bautista-

 

                    

 

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2007  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA