A los pies del Santo Cristo

A Los Pies Del Santo Cristo

 

            Queridos  espereños y espereñas, y devotos  del Santo  Cristo  de la Antigua. Un septiembre más nos disponemos a celebrar festivamente la Exaltación de la Santa Cruz, el triunfo  de lo débil sobre lo fuerte,  la victoria  de la necedad frente  a la sabiduría humana, acoger el escándalo ante la condena de la sociedad imperante.

            Para esto baja un año más nuestro Santo Cristo,  a recordarnos que como pueblo debemos empeñarnos en forjar  una nueva sociedad, un mundo donde sea menos difícil la vida, la paz, la fraternidad y la apertura a Dios. Ello, bien lo sabemos, implica la madurez de una comunidad cristiana  capaz de denunciar situaciones injustas que están dejando en la cuneta a muchas familias  de nuestra localidad;  denunciar unas estructuras sociopolíticas que día a día van ensanchando las fronteras de la pobreza en aras de una ideología neoliberal donde se valora la economía sobre el ser humano.

            Esto  no es tarea de un individuo,  ya sea un profeta o un sindicalista o un agente social de base con carisma para arrastrar  tras de sí a toda la opinión pública.

            ¡No!  Este tomar conciencia de la actualidad  de la Cruz, es decir, de las injusticias  de hoy, y denunciarlas  con sus nombres y apellidos,  es tarea de todo un pueblo comprometido solidariamente por la justicia social. Un pueblo bajo la fe del Santo Cristo   de  la Antigua   capaz  de  apoyar  y  participar   en  la gestación  de  unas infraestructuras económicas, sociales, ideológicas, psicológicas y religiosas solidarias que hacen posible la justicia y la solidaridad. Ya sabemos  que esto no es fácil  y que no siempre contaremos con el apoyo de todos, pues también  Moisés cuando encabezó la liberación  del pueblo sometido a la esclavitud  egipcia encontró oposición dentro de su pueblo, quienes preferían “la pringá  de las ollas egipcias al maná del desierto”. Siempre hay quienes sienten miedo ante la libertad.  Estas son nuevas cruces que debemos saber integrar   en  nuestra  vivencia   comunitaria,   consecuencia de  crisis  internas,   de enfrentamientos, por sufrimientos causados por los mismos que somos víctimas de unas estructuras  injustas.  Aceptar  estas cruces en nuestro proceso es cargar la Cruz como Jesucristo la cargó soportando y sufriendo en razón de la causa que perseguimos y de la dignidad de vida que anhelamos.

            Sí amigos, festejamos al Santo Cristo, victoria que viene tras el sufrimiento que se padece en este empeño, cruz  que tenemos que cargar  en este camino  comunitario, sufrimiento y martirio por nuestra  vida  y por la vida  de nuestras  familias en un mundo más humano por fraterno.  ¡Festejemos, sí! Tomemos conciencia y fuerza  a los pies del Santo Cristo,  pues la necesitamos para  romper  un  sistema que se considera  justo, fraterno y bueno; un sistema que quiere cerrar y encubrir el futuro de nuestro pueblo. A los pies del Santo Cristo comprometámonos por la justicia,  como Jesús y como todos los que le siguen. Descubramos el futuro de nuestro pueblo, dejemos abierta la historia para que ella crezca y produzca  más justicia de la que existe, más solidaridad de la que está vigente  en nuestra  sociedad. Sufrir  por gestar un mundo nuevo es digno, es solidaridad con los que son violentados y ofendidos en sus derechos. Esto, creo, que es ser cristiano.