UNA HISTORIA PARTICULAR
Una historia te quiero contar a ti, Cristo de Espera. Una historia vivida de
forma particular.
Niña, se acercan las fiestas del Santo Cristo de la Antigua, lleva a tu hermana
a la tienda, que ropa le tenemos que comprar. Con el vestido, rebeca y zapatos a
estrenar iba a acompañarte esa niña cuando te bajaban de tu altar.
Antes de subir las laderas para poderte acompañar una visita ineludible para que
me viese mamá.
Mamá, ¿tú no vas al Cristo? - le venía a preguntar.
Hija, yo no puedo ir que tengo que trabajar. No te preocupes, mi niña, que
seguro que en su recorrido yo con Él voy a estar.
Quedaba extrañada la niña cuando se despedía de su mamá ¿cómo, si estaba
trabajando, al Cristo iba a acompañar?
Sales de tu ermita, Cristo, entre el fervor popular y en medio de tanta gente
esa niña perdida que no se alcanzaba a explicar que era lo que sentían aquellos
que te querían llevar.
Mujeres descalzas y con velas te siguen en tu caminar, y aquellos que te alzan
en sus hombros dentro de su devoción parecen impetuosos queriendo demostrar en
la pequeña brisa que corre que ni el aire te venga a rozar.
Año tras año, lo mismo: viéndote salir y entrar a las puertas de tu ermita, la
niña estaba "pará".
Se hizo mayor la niña y una mujer es ya hoy; también tiene ella a alguien que la
llama mamá.
Queriendo salir de la duda que de pequeña le acechaba, quiso compartir el
misterio a ver como su madre te acompañaba.
Quedó un día en su casa, un día muy especial, el primer domingo de septiembre,
cuando todos los espereños al pueblo te quieren bajar.
Madre, ya sale el Cristo de su ermita, lo van a sacar. Hija vamos a verlo que le
tengo que rezar.
Subieron las escaleras de su casa hija y madre a la vez, llegaron a la azotea
para así poderte ver.
Quedó la madre en silencio, mirando hacia el Castillo, observando las laderas
igual que un chiquillo que embobado se queda.
Después de varios minutos, la hija extrañada preguntaba a su madre ¿cuándo le
vas a rezar?
Hija mía, te lo voy a explicar: todos los años que pueda, aquí me veras mirar a
mi Cristo de la Antigua sus laderas bajar; y en mi silencio le pido que a ti y a
tus hermanas y hermano os pueda resguardar de mal que pueda acecharos de
sufrimientos que no debáis de pasar; salud que no os falte ni ganas para poder
cada año acompañarte y yo que lo pueda ver.
Espero Santo Cristo mío que tú le puedas dar fuerza, salud y fe a mi madre para
que muchos años a ti te pueda rezar.
Yo, como madre que soy, intentare transmitir todo el amor, devoción y fe que mi
madre inculcó en mí.
El año pasado tuve el honor de poderte llevar; es un orgullo grande que aquí no
puedo plasmar.
Para terminar esta historia que te he querido relatar, solo te diré, Santo
Cristo, que son vivencias de una espereña que vive con ilusión cada año tus
fiestas patronales y soy devota de convicción.
María Dolores Piñero
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2009 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA