SAN PABLO, EL MEJOR EVANGELIZADOR
NOS ACERCA AL SANTO CRISTO
Desde el 29 de junio de 2008 hasta el 29 de junio del presente año, el Papa
Benedicto XVI proclamó el "Año Paulino"; un jubileo que nos ha permitido ahondar
en el Apóstol de los Gentiles, en la complejidad de su vida y en la actualidad
del mensaje que él predicó para poder entender nuestra vida de discípulos.
Si tuviéramos que abordar cualquier otro tema cristológico, tal vez nos
tendríamos que acercar a los sinópticos o al mismo Juan, testigo privilegiado de
la Pasión del Señor. Pero cuando celebramos en Espera al Santo Cristo y éste,
Crucificado, no tenemos más remedio que pactar en complicidad con San Pablo
porque:
"La
predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que
se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios... Quiso Dios salvar a los creyentes
mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden señales y
los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado:
escándalo para los judíos, necedad para los gentiles"
(1 Cor 1,18-22)
La Cruz que no escandaliza no es la Cruz de Cristo, es un sucedáneo que responde
más a nuestros intereses que al madero en el que fue colgado el cuerpo de
nuestro Señor.
La vida de Pablo está traspasada por la Cruz de Cristo; él enumera el precio que
tuvo que pagar para poder anunciar con libertad al Redentor. Él interpela a sus
paisanos; con pelos y señales nos va dando a entender que nunca ha sido fácil
evangelizar:
"En
cualquier cosa en que presumiere -es una locura lo que digo-también presumo
yo...¡ Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en
azotes; en peligros de muerte muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos
cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado;
tres veces naufrague; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes;
peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros
de los gentiles; peligros en la ciudad; peligros en despoblado; peligros por
mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas
veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y
desnudez.
Y
aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las
Iglesias ¿Quién desfallece sin que yo desfallezca? ¿Quién sufre escándalo sin
que
yo me
abrace". Si hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré"(2
Co 11, 23-30)
Nosotros en nuestro pueblo, este año de gracia de 2009, cuando la humanidad se
debate entre la tiranía y el anhelo de libertad, cuando las sociedades diluyen
los problemas reales alienándonos, para impedir una mayor profundización en la
raíz de la problemática actual que provoque en nosotros esperanza de
alternativas reales en la libertad de los hijos de Dios, podríamos revestirnos
de la Carta a los Romanos, donde, retomando toda la enseñanza de Jesús de
Nazaret, que, aun hablando en parábolas, llamaba las cosas por su nombre y
conocía el corazón de cada uno de sus interlocutores. Aquí también Pablo subraya
que la ley mata y el Espíritu vivifica. A él, que fue el gran maestro de la Ley
y la interpretó en el sentido más literal del pensamiento judío, le bastó un
encuentro con Jesucristo del que él presume en tres ocasiones para reorientar su
vida en otra dirección: "Todo eso que era para mí ganancia, lo consideré
pérdida comparado con Cristo. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Todo lo estimo basura con tal de
ganar a Cristo" (Filp 3, 8)
Cuando me pongo a escribir estas letras para vosotros este año, lo hago con un
poco de temblor. Miro mi propia vida y miro la evangelización en mi pueblo de
Espera y se me viene a la cabeza un pensamiento, no sé si virtual o más bien es
un sueño, pero quisiera que fuera tan real como la vida misma: después de tantos
siglos contemplando al Santo Cristo Crucificado ¿nos hemos encontrado realmente
con Él? Yo mismo a lo largo de todo el año, tantas tardes, cuando subo al
Castillo, me lo pregunto y cuando me veo frente a Él, todo lo mío se derrumba
como si su hermosa y estremecedora imagen me invitara también a cambiar de
rumbo, y yo, vuestro servidor y párroco junto con mi querido
pueblo de Espera,
con la gracia de poder rendirnos a sus plantas una vez más; me gustaría que
pudiéramos gritar a lo largo de estos días de fiestas patronales, como si
fuéramos una gran orquesta, distintas voces, diferentes tonos, pero una única
sinfonía,
aquella que le llevó a Él a decir:
"Ya no vivo yo, es Cristo que vive en
mí"(Gál
2, 20)
Y con estos sentimientos nos ponemos todos a disposición unos de otros con una
entrega tan total como la del que siendo perseguidor se convirtió en perseguido
precisamente por servir y estar convencido de que todos se podían sentar en la
misma mesa: Judíos, gentiles, sabios, ignorantes, pobres y ricos. Esta
universalidad que no se encuentra en el resto de los personajes del Nuevo
Testamento es tan genuinamente paulina que por eso a él nos aferramos después de
tantas celebraciones, de tantos encuentros ecuménicos, de tantas conferencias a
lo largo de este Año Paulino.
Ya, con el reposo que da la distancia, él va a ser el anfitrión para acercarnos
con un ardor nuevo; una pasión para enamorarnos de Cristo tanto como él lo
estuvo y una apertura de corazón, para que nadie, tenga la procedencia que
tenga, ocupe el cargo que ocupe y sirva en la tarea que tenga encomendada,
nadie se sienta fuera de estos brazos abiertos de nuestro Santo Cristo que cada
año se desplaza de su calvario particular del Castillo para estar más metido en
el Gólgota central de su pueblo.
Apóstol Pablo,
tú que todo lo perdiste por tu Señor, transforma mi tacañería en generosidad
para que en estas fiestas del
2009,
yo me pueda perder
en
el interior del costado de mi Santo Cristo.
Pablo Peña Vinces
Párroco
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2009 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA