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REVISTA DEL CRISTO 2009

San Pablo, el mejor evangelizador, nos acerca al Santo Cristo

 

SAN PABLO, EL MEJOR EVANGELIZADOR

NOS ACERCA AL SANTO CRISTO

 

Desde el 29 de junio de 2008 hasta el 29 de junio del presente año, el Papa Benedicto XVI proclamó el "Año Paulino"; un jubileo que nos ha permitido ahondar en el Apóstol de los Gentiles, en la complejidad de su vida y en la actualidad del mensaje que él predicó para poder entender nuestra vida de discípulos.

Si tuviéramos que abordar cualquier otro tema cristológico, tal vez nos tendríamos que acercar a los sinópticos o al mismo Juan, testigo privilegiado de la Pasión del Señor. Pero cuando celebramos en Espera al Santo Cristo y éste, Crucificado, no tenemos más remedio que pactar en complicidad con San Pablo porque: "La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios... Quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles"

(1 Cor 1,18-22)

La Cruz que no escandaliza no es la Cruz de Cristo, es un sucedáneo que responde más a nuestros intereses que al madero en el que fue colgado el cuerpo de nuestro Señor.

La vida de Pablo está traspasada por la Cruz de Cristo; él enumera el precio que tuvo que pagar para poder anunciar con libertad al Redentor. Él interpela a sus paisanos; con pelos y señales nos va dando a entender que nunca ha sido fácil evangelizar: "En cualquier cosa en que presumiere -es una locura lo que digo-también presumo yo...¡ Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufrague; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en la ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias ¿Quién desfallece sin que yo desfallezca? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrace". Si hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré"(2 Co 11, 23­-30)

Nosotros en nuestro pueblo, este año de gracia de 2009, cuando la humanidad se debate entre la tiranía y el anhelo de libertad, cuando las sociedades diluyen los problemas reales alienándonos, para impedir una mayor profundización en la raíz de la problemática actual que provoque en nosotros esperanza de alternativas reales en la libertad de los hijos de Dios, podríamos revestirnos de la Carta a los Romanos, donde, retomando toda la enseñanza de Jesús de Nazaret, que, aun hablando en parábolas, llamaba las cosas por su nombre y conocía el corazón de cada uno de sus interlocutores. Aquí también Pablo subraya que la ley mata y el Espíritu vivifica. A él, que fue el gran maestro de la Ley y la interpretó en el sentido más literal del pensamiento judío, le bastó un encuentro con Jesucristo del que él presume en tres ocasiones para reorientar su vida en otra dirección: "Todo eso que era para mí ganancia, lo consideré pérdida comparado con Cristo. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo" (Filp 3, 8)

Cuando me pongo a escribir estas letras para vosotros este año, lo hago con un poco de temblor. Miro mi propia vida y miro la evangelización en mi pueblo de Espera y se me viene a la cabeza un pensamiento, no sé si virtual o más bien es un sueño, pero quisiera que fuera tan real como la vida misma: después de tantos siglos contemplando al Santo Cristo Crucificado ¿nos hemos encontrado realmente con Él? Yo mismo a lo largo de todo el año, tantas tardes, cuando subo al Castillo, me lo pregunto y cuando me veo frente a Él, todo lo mío se derrumba como si su hermosa y estremecedora imagen me invitara también a cambiar de rumbo, y yo, vuestro servidor y párroco junto con mi querido  pueblo de Espera, con la gracia de poder rendirnos a sus plantas una vez más; me gustaría que pudiéramos gritar a lo largo de estos días de fiestas patronales, como si fuéramos una gran orquesta, distintas voces, diferentes tonos, pero una única sinfonía, aquella que le llevó a Él a decir: "Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí"(Gál 2, 20)

Y con estos sentimientos nos ponemos todos a disposición unos de otros con una entrega tan total como la del que siendo perseguidor se convirtió en perseguido precisamente por servir y estar convencido de que todos se podían sentar en la misma mesa: Judíos, gentiles, sabios, ignorantes, pobres y ricos. Esta universalidad que no se encuentra en el resto de los personajes del Nuevo Testamento es tan genuinamente paulina que por eso a él nos aferramos después de tantas celebraciones, de tantos encuentros ecuménicos, de tantas conferencias a lo largo de este Año Paulino.

Ya, con el reposo que da la distancia, él va a ser el anfitrión para acercarnos con un ardor nuevo; una pasión para enamorarnos de Cristo tanto como él lo estuvo y una apertura de corazón, para que nadie, tenga la procedencia que tenga, ocupe el cargo que ocupe y sirva en la tarea que tenga encomen­dada, nadie se sienta fuera de estos brazos abiertos de nuestro Santo Cristo que cada año se desplaza de su calvario particular del Castillo para estar más metido en el Gólgota central de su pueblo.

Apóstol Pablo, tú que todo lo perdiste por tu Señor, transforma mi tacañería en generosidad para que en estas fiestas del 2009, yo me pueda perder en el interior del costado de mi Santo Cristo.

 

Pablo Peña Vinces Párroco

 

 

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2009  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA