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REVISTA DEL CRISTO 2009

¿La Hermandad?  Ya se atisba en el horizonte.

“La Iglesia no puede prescindir de las hermandades, pues entre otras cosas  son un freno para el laicismo.”

Monseñor Juan José Asenjo. Arzobispo Coadjutor de Sevilla

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ace aproximadamente un año, en la revista del Cristo del pasado 2008, escribí un artículo titulado: “La hermandad del Cristo ¿Por qué? ¿Para qué?”, en el que reflexionaba sobre la conveniencia o no de la reorganización de la varias veces centenaria Hermandad del Santo Cristo de la Antigua y Nuestra Señora de la Paz, patronos de nuestra villa. El objetivo era dejar pública constancia de un sentimiento que corría “vox-populi” entre muchísimos devotos de nuestro Santo Patrón, y ver de esta forma si conseguía desatar la inquietud hibernante en la inmensa mayoría de los espereños fervorosos de nuestro Santísimo Cristo, para reorganizarnos entorno a Él, aunando esfuerzos, sumando voluntades, y propagar a los cuatro vientos nuestra Fe en Jesucristo Resucitado, Salvador y Redentor de la Humanidad, haciendo vida Su Palabra. Intentaba conseguir preparar el terreno labrándolo eficaz y abonándolo adecuadamente, para posteriormente sembrar en él las semillas que fructificaran en la citada Hermandad.

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abido es que todos los cristianos profesamos la misma Fe, pero sin embargo son muy distintos los efectos que se producen en los que escuchan el mensaje salvífico del Reino. La Gracia es igual para todos, pero Dios, que como Tal nos creó libres, permite que la naturaleza humana, usando esa libertad, lleve a respuestas diferentes. Es por ello que, como no podía ser de otra manera y así lo esperaba, hubo quienes por no haber leído el citado artículo,  o simplemente porque el tema ni les va ni les viene, igual que ocurre en la “Parábola del Sembrador” con la semilla sembrada a voleo que cae al lado del camino, pues aquí y como consecuencia de una menos que tenue ventisca, provocada por la respiración agitada de algunos que no quieren que haya Hermandad, también cayó junto al camino, pasan totalmente del tema, bien por desconocimiento, tal vez por desinterés, quizás por estimar que no es necesaria, o simplemente por inapetencia, sabe de qué va la cosa pero no entiende, viene el maligno todo cargado de vanidad, envidia, orgullo o rencor y arrebata lo sembrado sin arraigar en su corazón.

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in embargo, he de reconocer que casi la totalidad de la semilla esparcida, gracias a Dios, no cayó al borde del camino, con lo cual empezó a germinar. Así, a mediados del pasado mes de febrero del año en curso, tuvimos una primera reunión “oficial”, con el preceptivo permiso y bajo la presidencia del Reverendo Señor Cura Párroco Titular de nuestra Iglesia de Santa María de Gracia, Don Pablo Peña Vinces, lo que le agradezco de todo corazón en mi propio nombre y en el de cuantos participamos en esta iniciativa, en la que un numeroso grupo de fieles y devotos del Cristo nos congregamos en el salón parroquial para ver si regábamos la cosecha que iba saliendo o levantábamos el terreno. La respuesta fue tan fabulosa por la numerosa asistencia, y tan rotunda y categórica por las ganas de seguir el proceso iniciado, que la conclusión clara y diáfana estaba en el ánimo de todas las personas presentes y de otras que así lo habían manifestado previo a la justificación de su ausencia. Ante esta situación se nos informó por parte del Párroco de lo que conllevaría nuestra decisión, tras lo cual manifestamos nuestro consentimiento y aceptación para acometer el reto, con ilusión, prestancia e ímpetu.

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oy consciente de que parte de la semilla germinada, un minúsculo porcentaje, ha caído en terreno pedregoso donde no hay mucha tierra, y germinó brotando rápidamente por no ser muy hondo el suelo, pero al apretar el sol, se agostó y se está secando al no tener raíz. En efecto, hubo quienes leyeron lo escrito, y al punto lo recibieron con alegría y con gozo; pero al no tener en sí raíz, sino que es inconsistente y de poca duración,  al venir una dificultad, persuasión o aflicción  por causa del interés demostrado, enseguida tropezaron, se olvidaron y lo dejaron.

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tra parte, muy pequeña también, de las incipientes plantitas, cayó entre espinos; crecieron más deprisa éstos y las sofocaron. Lo sembrado entre espinos son aquellas personas que escucharon y entendieron lo que se pretendía, pero las preocupaciones de este mundo, que tanto nos agobian, la seducción engañosa de las riquezas en sus más variadas versiones, la envidia desmotivada, el egoísmo desmesurado, el temor a perder presencia y protagonismo, el miedo a que se ponga mi “yo” en tela de juicio y que otros puedan venir a relegarme a un lugar sin protagonismo social de primerísima fila, sofocaron y ahogaron las buenas intenciones que empezaron a aflorar en algunos, quedando desvanecidas, estériles y por tanto sin frutos.

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ero afortunadamente, otra parte, la inmensamente mayor proporción de semillas, cayó en buena y fértil tierra y han entendido lo expresado, y después de germinar, nacieron las plantas que continúan creciendo sanas, robustas, frondosas y vigorosas.

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as plantas tienen poder de fructificar siempre; mas el fruto depende de la libertad del hombre, que puede estar condicionada por múltiples factores: por la propia inconstancia, por las dificultades tanto externas como internas, por la seducción del mundo y las riquezas, por el maligno en definitiva. La esperanza en la variedad de frutos que se pueden obtener, muestra la calidad de las intenciones que nos guían y de las buenas disposiciones en los que escuchando la llamada, queremos llevar a la práctica lo programado. El mensaje es claro y debe ser aceptado con libertad para arraigar y producir frutos, que espero se den abundantemente,  unas al treinta, otras el sesenta, otras el ciento y otras el mil por uno.

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onfío que al final del ciclo inicialmente previsto, cuando procedamos a la recolección de la cosecha, la acumulación de todos los frutos sea tan abundante que termine convirtiéndose en la “Hermandad que todos deseamos”. Una Hermandad cuyo fin directo e inmediato sea, como decían los antiguos estatutos y que literalmente copio: “Fomentar el culto, amor y devoción al Santísimo Cristo de La Antigua y Nuestra Señora bajo la advocación de la Paz y atender a la perfección religiosa de sus miembros mediante el ejercicio de la piedad cristiana, colaborando con la Parroquia en sus actividades de evangelización y asistencia social”. Igualmente, La Hermandad ha de tener como objetivo especial: “agrupar a los bautizados y devotos del Santísimo Cristo de la Antigua, espereños o no, bajo la advocación del Santo Patrón de esta villa .Asimismo la Hermandad tendrá como lema: “UNIDOS EN EL AMOR”, según el mandato de Cristo: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”, e imitando a la Virgen en su entrega generosa e ilimitada y amor vertido a raudales”.

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os hermanos hemos de ser fiel reflejo e inequívoco escaparate de la espiritualidad que embargue a la Hermandad, y que como se recoge en el Título III de unos antiguos estatutos, debe impregnarse de:

   Vocación Cristiana: Los hermanos debemos sentirnos, ante todo, personas que hemos aceptado consciente y libremente nuestro Bautismo, por el que nos hemos incorporado a Cristo y somos miembros vivos de su cuerpo que es LA IGLESIA.

   Identificación con Cristo: Los hermanos hemos de ver en el Santísimo Cristo de la Antigua, la Imagen de Jesús, que por AMOR se hizo hombre, para redimirnos y llevarnos a una NUEVA VIDA.

   Devoción a María: Los Hermanos debemos identificarnos con María. Ella estuvo presente en los primeros momentos de la Iglesia, siendo su actitud de entrega por amor, nuestro mejor modelo.

   Comunidad de Fe: La Fe de los hermanos debemos fundamentarla en la Palabra de Dios aceptada y vivida; debiéndose expresar ésto en actitudes acordes con el Evangelio.

   Comunidad de Amor: Los hermanos deberemos estar siempre animados por un espíritu de servicio y entrega hacia los demás, traduciéndose en obras por las que se reconozcan que somos discípulos de Jesús.

   Comunidad de Culto: Los hermanos evitaremos caer en la célebre frase del Profeta y que Jesús recordó: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de Mí”. Por tanto, los actos de Culto deben presuponernos en cada hermano una verdadera actitud cristiana interior.

   Comunidad Eclesial: La Hermandad ni debe ni puede vivir al margen del párroco y de la Parroquia. La presencia del párroco en la Hermandad y la colaboración de ésta con las tareas de la Iglesia serán consideradas como un deber cristiano. Además, la Hermandad deberá contribuir a sufragar las necesidades materiales de la Iglesia Parroquial.

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ue cuando nos miren, nos vean, nos escuchen o interpreten, no puedan decir con doble e irónica intención: ¡Notable ejemplo de piedad! ¡Admirable muestra de caridad! ¡Rutilante joyita de conducta cristiana! Sino que al contrario, seamos capaces de despertar en los demás los secretos que hay contenidos en las palabras: ser humano, amor, belleza, bondad, paz, justicia, libertad, fraternidad, dignidad humana, inmortalidad

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racias de todo corazón a todos y a todas los que con vuestra presencia, participación, colaboración, dedicación, trabajo, esfuerzo e ilusión estáis consiguiendo que el proyecto continúe adelante. Pero no nos engañemos, no sólo son nuestras actitudes y bondades las que posibilitan esta evolución gratificante caminando hacia la meta victoriosa, sino que son la bondad y la fuerza de Dios a través de su hijo El Santo Cristo, las que actúan en nosotros para conseguir tales fines. Y no olvidemos que esa Fuerza se nos proporciona por medio de los sacramentos, y especialmente el de la Eucaristía, Alimento que nos viene de arriba, sin el cual sucumbiríamos al calor y al cansancio que tantas veces agobia nuestras expectativas. Es por ello que no deberíamos conformarnos con la famosa frase tan manida: “Para querer al Santo Cristo no necesito ir a la Iglesia”, sino que transformemos nuestra vida y nuestro comportamiento de cristianos, cumpliendo con nuestros deberes y obligaciones como tales, participando activamente en la vida parroquial, y siendo conscientes de la necesidad de ir reponiendo fuerzas con el verdadero Alimento bajado del Cielo: Jesucristo Resucitado, verdadero Dios y verdadero  Hombre, esencia misma de Amor.

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leno de fe viva y esperanza indefectible, invoco a nuestro Santísimo Cristo de La Antigua, Luz del mundo, Fuente de Vida y Camino de Verdad, para que continúe con nosotros, dé consuelo a los afligidos, luz a los que no Le conocen, un corazón nuevo a los que viven encerrados en la maldad, fortaleza a los que Le queremos seguir y nos ayude a que con el ejercicio diario de nuestras actividades y obligaciones crezcamos en el amor a Dios y a los hermanos.

 Un abrazo fraternal.

 

Antonio Jesús Mariscal Bautista

       

 

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2009  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA