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CON REPIQUE DE CAMPANAS
Hoy, 30 de junio de 2005, el Parlamento español ha legislado para cumplir mejor aquel deseo constitucional de intentar colocar a todos los españoles como iguales ante la Ley. Esta nueva ley se ha aprobado en el Parlamento en medio de una fuerte controversia popular.
¿Somos conscientes de que el siglo XX barrió la escala de valores de la cultura mediterránea, que durante siglos y siglos rigió la vida de innumerables sociedades? Cayó en este siglo hasta el bastión insuperable de la honra.
Es lógico que los individuos de una sociedad a la que el filósofo espoleó con el grito merecido de “atrévete a pensar”, sienta cómo tiemblan hasta sus fibras más intimas ante la inseguridad provocada por el barrio de valores producidos en el siglo pasado; pero desde mi fe cristiana, algo me animo con la posibilidad de una sociedad más igualitaria y, por tanto, más justa y más libre.
Recordemos, sólo por un momento, el papel que la sociedad española atribuía a la mujer a principios de 1900 y preguntémonos ¿Había derecho a aquello? Ya sé que los privilegiados han defendido sus privilegios hasta terminar con la vida de quienes atentaban contra dichos privilegios eran tan poderosos que, además, lo hacían en nombre de la justicia… ¡Y hasta de Dios! ¡Terrible y desalmada hipocresía! O mejor, ¿En nombre de qué justicia y de qué Dios? ¡¿De la mía, del mío…?!.
A veces pienso que mi optimismo es excesivo, pero cuando veo que la nueva escala de valores sociales apunta a una sociedad más igualitaria porque van desapareciendo algunas de las terribles diferencias que separan a los humanos ¡siento que mi optimismo es excesivo, pero debido a la cantidad de barreras diferenciales que quedan por caer para el normal desarrollo de todas las personas!
Por cuanto antecede, ante la nueva ley votada hoy en el Parlamento español que permite a un colectivo de personas adquirir los derechos necesarios para desarrollar libre y abiertamente su personalidad, un alegre repique de campanas inunda mi interior, porque hoy, los privilegios de muchos, son compartidos por unos poco más, en un intento de convertirlos en derechos reales de todos.
Francisco Garrido Luceño
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2006 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA
