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REVISTA DEL CRISTO 2004

Soy hija de Emigrante Espereño.

            En los años 60 mis padres emigraron a Cataluña porque aquí no había trabajo. Tuvieron que vender los pocos muebles que tenían para pagarse el viaje. Llegaron allí sin conocer  a nadie, solo a un tío que era guardia civil “el Belaíto”. Enseguida empezaron a trabajar, mi padre en la construcción y mi madre haciendo faenas en las casas. Poco a poco fueron prosperando y hasta ahora no les ha ido mal.

            Bueno, cuando yo tenía unos 20 años, mis padres me dijeron; “Maribel, ven este año con nosotros a Espera a ver la Semana Santa.”

            Pues bien, fui con ellos. El Miércoles Santo, salió el Cristo atado a la columna y la virgen de los Desamparados. El Viernes nos pusimos en la puerta de la parroquia y empezaron a salir penitentes, cosa que yo no había visto nunca. A continuación, salió el Cristo Crucificado con los ojos abiertos mirando al cielo porque estaba nublado, como diciendo “lloverá y me mojaré”. Mi Padre me dijo que esta cofradía la tenía los Plumita, una familia muy buena; mamá trabajó mucho con ellos. En aquel momento sonó el himno nacional y le dije a mi padre que igual  que al Rey; él me contestó que el Rey en España, pero éste es de los Cielos. Entonces sentí algo que me entraba por el cuerpo. A los 4 ó 5 minutos salió la Virgen de la Esperanza y volvió a tocar otra vez el himno nacional. A continuación salió por un balcón mi tío Pedro cantando una saeta que decía así:

“Esperanza Macarena,

Eres bonita y buena;

Como espereña te venero;

Eres reina de Espera

Y soberana del cielo”.

            Entonces fue cuando me sentí nerviosa por la emoción y comencé a llorar. Mi madre me preguntó: “¿Maribel, por qué lloras?” Yo le contesté que porque me había entrado algo en el ojo. Así pasamos toda la noche detrás de la cofradía.

            El jueves Santo con Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores.

            Yo me prometí que, cuando me casará y tuviera hijos, les contaría cómo era la Semana Santa de Espera y los días del Santo Cristo de la Antigua.

Texto de Maribel Muñoz Rivera.

Hija de Juan y Mª Antonia.

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