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REVISTA DEL CRISTO 2004

Leyendas de mi pueblo

 

LEYENDAS DE MI PUEBLO

 

-         Nena duérmete pronto; que es muy tarde le decía el padre a su pequeña hija.

Ésta, que aún no quería dormirse, le contestó:

-        Cuéntame uno de esos cuentos que tú te inventas y que me gustan tanto.

-         Pero ¿después de contártelo, te vas a dormir, princesita?.

-         ¡Claro que sí, papá!.

-         ¡Bien! –exclamó el padre – y le inició esta narración: -Hace muchos, muchos años ...

-         ¿Cuándo el abuelo un niño? – le interrumpió la niña al padre.

-         No, más; muchos, muchos más –le explicó el padre.

-         ¿Más tiempo que cuando se hizo el Castillo de Fatetar? –insistió la niña.

-         Sí ; pero, déjame que acabe el cuento, cielo.

La niña cerró los ojos, dispuesta al fin a escuchar aquella historia que, como tantas otras, su padre le contaba a la hora de dormir.

-         Pues, hace muchísimo tiempo existió una hermosísima joven, llamada Gea. Era extraordinaria en dulzura, simpatía, alegría, bondad y belleza. Todo el mundo la adoraba y su amor se lo disputaban dos valientes y esforzados caballeros: uno era bondadoso y gentil; el otro era malvado, perverso y hechicero. Llamábase Sol el primero y Negrura el segundo. Viendo Negrura que la bellísima joven elegía al caballero Sol, decidió raptarla y llevarla muy lejos de su oponente, y así lo hizo.

 Cuando Sol se enteró que malvado Negrura había raptado a su bella dama, los buscó por todo el universo hasta encontrarlos. Enfrentados los dos caballero, comenzó el combate más terrible y feroz que haya visto la creación.

 Tras mucho tiempo combatiendo y cuando las fuerzas de los dos contendientes estaban a punto de agotarse, el caballero Sol asestó un golpe brutal al caballero Negrura, cayendo este casi muerto sobre el regazo de la dulce Gea. Pero con sus últimas  fuerzas, el malvado lanzó un terrible hechizo que convirtió al caballero Sol en una estrella; a la bella joven en un planeta; y a él mismo en la negrura que llena el espacio

 Sol y Gea, no pudiendo  liberarse ya nunca de tal hechizo, colocándose lo más juntos posible y el anillo de pedida, que pensaba Sol entregarle a su dama, lo convirtió éste en la luna. Desde entonces el astro Sol protege a su amada Gea, convertida ya en la Tierra, hasta el final de los tiempos: pues sólo al final de los tiempos podrán los dos volver a juntarse.

-         Y, ¿no le hizo daño el malvado Negrura a la bella Gea cuando cayó sobre ella, papá? –preguntó casi dormida la niña a su padre.

-         Fíjate si le hizo daño que, como consecuencia del morado que le provocó a la muchacha en el regazo, cuando ella se convirtió en la Tierra, le apareció un cerro en su superficie; ese cerro está en un pueblecito de Cádiz y lo llaman Cerro de Fatetar

-         ¡Ah donde está nuestro castillo! -exclamó la niña.

-         Exactamente, princesita ¿Te ha gustado el cuento?

-         Me ha encantado, papá – replicó, abriéndosele la boca por el sueño, la niña.

-         Pues ahora, a dormir.

Al poco rato, la niña dormía como los ángeles soñando, quizás miles de aventuras en las que ella era gran protagonista.

Juan José

          

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