¡QUE MIRADA!

Cuarenta años de costalero llevando al Santo Cristo en su bajada y en su subida, he tenido la curiosidad de observar estando debajo de las andas, miradas de espereños (mayores y pequeños) compenetradas ante la imagen de nuestro Cristo de la Antigua. Personas que, a lo mejor, no lo han visto en su ermita durante todo el año o quizás no le hayan rezado.

Pero cuando su Cristo pasa por delante, esa mirada fija ante ÉL es una oración hecha con la mirada y el corazón , bien para pedir consuelo en su enfermedad o dar gracias por haber recibido sus peticiones.

Esos momentos que el espereño disfruta, ver a su Santo Cristo desfilar por las laderas, no se pueden describir.

Yo tengo testimonio gráfico recogido en vídeo de ese instante de emoción que se vive teniendo delante a la imagen de su Patrón.

Para mí el día que más he sufrido estando fuera de mi pueblo, Espera, fue precisamente un día del Cristo haciendo el servicio militar en Ceuta.

Pero también tuve la ocasión de comprobar cómo la fe y la devoción a nuestro Santo Cristo puede calar en las personas que no son de Espera. Aquel día lo pasé con Lucio, un maño que se casó con la espereña Mariana Ferreras.

Cuando paseaba por la calle Real buscando un cine para poder distraerme un poco, en un día tan grande para los espereños, oí una voz que me llamaba, y cuál fue mi sorpresa encontrarlo allí.

Este espereño circunstancial me dio muestra de amor hacia nuestro Santo Cristo, quizás por vivir algún tiempo en nuestro pueblo y por tener algunos hijos espereños.

Con Lucio aquel día encontré la compañía que necesitaba y tuve la suerte de oír de boca de un maño.

¡Quién pudiera estar un día del Cristo en Espera!

( A la memoria de Lucio Calderón )

       FERNANDO GARRIDO JIMÉNEZ.