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Artículos de la Villa de Espera

EL MÁS ILUSTRE DE LOS ESPEREÑOS

            Cuantos son los espereños que al dirigirse por Sevilla hacia la Plaza de la Encarnación, pasan por la Iglesia de la Universidad, sin saber que aquellos muros y bóvedas acogen las cenizas del hombre más intelectual, más sabio e ilustre que nació en Espera. Y no solo se ignora la valía del Padre Ceballos, sino que se quitó su nombre a la calle donde naciera, no pudiendo ser loable el desplazarlo hacia el olvido cuando tenemos calles y plazas para honrarles con su nombre.

           No se sabe con certeza fija en cual de las casas de la calle del Pozo, naciera este espereño que mereciera el estudio de nuestro gran Menéndez y Pelayo, y dijese de él "que sus obras fueron imnumerables" y le prodigase grandes elogios. Sólo consta por la partida de bautismo (Libro II folio 71 vto.) que nació el 9 de Septiembre de 1.732; y por los padrones vecinales de los años 1.731-32 y 33, aparece Manuel Ceballos su padre, ocupando el 4.° lugar de los vecinos correspondientes a dicha calle del Pozo.

             Muy joven se traslada a Sevilla, y a los 22 años era Doctor en Sagrada Teología, Jurisprudencia y Cánones. Viste el hábito de Jerónimos y pronto es Prior de San Isidoro del Campo, y más tarde, del Colegio de Ávila y visitador General de Castilla.

            Como pensador y filósofo tuvo categoría para enfrentarse al coloso y desbordado maestro del pensamiento francés de su época, Voltaire, sobre cuya obra escribe el "Juicio Final" dando a conocer con ella una gran fuerza creadora y una capacidad inmensa de trabajo, pues la escribió en un solo verano teniendo que someter a concienzudo estudio toda la obra del francés en sus 52 tomos. Y en tanto consideraba Voltaire al Padre Ceballos, que todos los escritos de éste, le llegaban directamente por la posta y nunca jamás habló indecorosamente de él en público.—Como todos los grandes pensadores y hombres de valía, tuvo que sufrir la incomprensión y envidia de sus coetáneos, sobre todo después de escribir "La Falsa Filosofía", dedicada al Conde de Campomanes—que no llegó a publicarse en su totalidad y otros libros que el mismo Gobierno mandó a retirar.

           Dejó de existir en el Monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce) el día 1 de marzo de 1.802 desde donde se trasladaron sus restos en 1.863 a su actual descanso en la Universidad de Sevilla.

           Fuera cosa loable que en todas las escuelas de esta Villa se les hablase a los niños sobre esta figura de las letras que naciera en su pueblo, por lo que debieran de adoptar alguna que otra vez, como texto de lecturas el libro que sobre Espera escribieron recientemente los Hermanos Cuevas, pues aún de las pocas cosas que conservamos de nuestra historia, hasta la fecha, nada llegó a la calle.

Mario Garrido Troncoso

Índice de Artículos de la Revista 1964

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