Santa Hermandad y Cofradía de la Soledad

 

         Cada año, cuando se acerca la celebración de nuestra Semana Mayor, no se nos puede olvidar el gran sentido catequético que tenía ésta Cofradía de la Soledad, que cerraba la Semana Santa procesionando con aquel Cristo Resucitado que siempre acompañado de su Madre, quien veía como era desenclavado de la Cruz, introducido en el Sepulcro y posteriormente saliendo Resucitado de la Muerte, nos mostraba el verdadero sentido de la Fe cristiana.

 

Cuando el pasado año hicimos la Estación Penitencial por un recorrido que no había hecho nunca, pudimos comprobar el gran recogimiento, seriedad y reflexión que propicia el Paso del Cortejo Procesional de ésta Cofradía por las calles de nuestro pueblo.

 

A su paso por el Cementerio de San Sebastián, cuando Ntra. Sra. de la Soledad se dirigió hacía las puertas del mismo y se ofició un responso por todos nuestros hermanos, familiares y amigos difuntos, la imagen de todos los presentes era sobrecogedora, porque se veía un claro llamamiento a la oración y a la conversión, algo de lo que estamos muy necesitados.

 

Este año, aunque se presentaron cinco recorridos a seguir en el Desfile Procesional de ésta Semana Santa, tres de ellos incluían su paso por el Cementerio de San Sebastián. La gran insistencia de muchos cofrades y espereños hizo que se inclinara la balanza en el momento de la votación por repetir el mismo que el pasado año. Todos tenemos derecho a disfrutar de esa gran catequesis que nos dan las Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo en sus Desfiles Procesionales.

 

Por ello, cuando Ntra. Sra. de la Soledad cruce el umbral de las puertas de nuestra Iglesia Parroquial de regreso, pensemos que no todo acaba, que al día siguiente se encenderá el Cirio Pascual y digamos: “Te rogamos, Señor, que este cirio ofrecido en honor de tu nombre brille radiante; llegue hasta Ti como perfume suave, se confunda con las estrellas del cielo; lo encuentre el lucero de la mañana, esa estrella que no conoce el ocaso; que es Cristo tu Hijo, resucitado, resucitado de la muerte.”

 

 

José Espada Vargas. Hermano Mayor