LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN ESPERA ENTRA DE LLENO EN LA  DINÁMICA DIOCESANA.

En el pueblo se dice que es una Semana Santa tempranera, es decir que, este 2008 casi se juntan los villancicos con las saetas, los mantecados con las torrijas. También la Parroquia buscando siempre la Evangelización amplia para un pueblo que intuye el misterio de la salvación de manera tan radical estos días, ha querido "normalizar" actualizando, los orígenes de nuestras hermandades, el devenir histórico y la respuesta de fe que debemos dar los hermanos cofrades en el siglo XXI.

 

Son tiempos de participación. Participación que exige transparencia, interés máximo para involucrarse en todo y esa libertad de la que están revestidos los hombres de bien, para dejar paso a nuevas generaciones cuando sus deberes han concluido.

 

A mí me toca como párroco entusiasmar y coordinar, corregir y alentar, buscando en todo momento la voluntad de Dios y el mejor servicio a nuestro pueblo de Espera desde el Evangelio.

 

Quiero felicitar a todas y cada una de las hermandades por la actitud receptiva que han tenido al aceptar las normas diocesanas como el mejor servicio para garantizar nuestra continuidad en el tiempo y al mismo tiempo colaborar en la dinámica de la Parroquia para que el "hecho religioso" que se da en la Cuaresma y Semana Santa a través de la Hermandades y Cofradías no esté al margen ni de la catequesis ni de la administración de los sacramentos.

 

Así como no tenemos más que un solo Señor: JESUCRISTO, un solo BAUTISMO y una sola FE, así mismo debemos tener un mismo único proceder y un mismo sentir en todas las tareas que pueden ser abarcadas desde la pastoral.

Deseo una Semana Santa involucrada en todas las necesidades el pueblo, porque como nos dice el Concilio Vaticano II: "Nada de lo que preocupa al hombre debe ser ajeno a la vida de la Iglesia".

 

Así mismo, una Semana Santa tan digna en el interior del Templo como cuando por las calles procesionamos. Tan exigente en el ayuno como el ejercicio de la caridad.

 

¿Desde dónde nos movemos? Desde los misterios que celebramos. El Cuerpo de Cristo que se rompe y se entrega para nuestra salvación y el Cuerpo Glorioso Resucitado presente en nuestra comunidad. Con ojos resucitados, mente abierta y anchura de corazón. No debemos perder tiempo buscando lo que no hay en tumbas vacías ni llevando aromas que no van a servir para nada. Más bien por la experiencia que nos narran los Evangelios, en todas las tareas, desde los bautizos hasta los entierros desde los cultos hasta las procesiones, recorriendo la travesía fundamental de la catequesis a lo largo de todo el curso. Solamente pretendemos una cosa: provocar con nuestra conversión de vida, el encuentro con el Resucitado. Él y solo Él es el que nos puede enviar a Galilea. Galilea que para nosotros es Espera, el pueblo que nos vio nacer, en el que vivimos nuestra fe y cuyo lucero mitológico hoy es tan real como la Pasión y Resurrección misma y se llama Santísimo Cristo de la Antigua.

 

¿Cómo podríamos trabajar? Yo me quedo sin palabras. Y con toda humildad cito a San Agustín, un hombre que fue gran pecador y que se transformó viendo a Cristo Resucitado: "Libertad en lo opinable, Unidad en lo necesario, Caridad en todo"

Pablo Peña Vinces
Párroco