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MAESTRO REVERENDO PADRE
FRAY FERNANDO DE ZEBALLOS
Fernando
Straton Zeballos y Pérez de Mier,
nació en la Villa de Espera un 9 de Septiembre de 1732 en el número 15 de la
actualmente c/ Libertad ( antes c/ del Pozo), hijo del matrimonio contraído el
25 de Marzo de 1713 por D. Manuel Zeballos Pacheco, natural de la villa de
Alseda? (Burgos ), y Dª Ignacia Pérez
de Mier Armenteros, natural de Espera, desposados por el Pco. D. José Antonio
Romero. Fue el penúltimo de once hermanos. Bautizado el mismo día de su
nacimiento en la Iglesia de Santa María de Gracia por el Pco. D. Francisco
Javier Ferrete González.
Fue tan brillante estudiante en su primera etapa en su Villa natal, que
los padres decidieron enviarlo a Sevilla con su hermano mayor, Manuel, que había
cursado la carrera eclesiástica y era beneficiado de la Parroquia de Santa Ana
en Sevilla. Allí, viviendo en compañía de su hermano Manuel en el barrio de
Triana, estudió la gramática latina en el colegio de Santo Tomás, y después
artes y teología. En la Universidad cursó derecho civil y canónico. Fue un
alumno aplicado y brillante. El deseo e ilusión de sus padres se cifraba en que
siguiese la carrera de abogado, pero siempre se opuso porque, como él decía,
“en el pido y suplico hay muchas mentiras y enredos”.
En 1.754 a los 22 años, se graduó de Doctor en Teología,
Jurisprudencia y Cánones. Había llegado la hora de la elección y el joven
doctor se decidió por la Iglesia, recibiendo las órdenes menores ese mismo año,
a título de una capellanía que le asignó el Cardenal Solís.
Dios le iba a deparar una circunstancia que daría nuevo rumbo a su
existencia. He aquí que en 1.755 se presenta a unas oposiciones. Ha fallecido
el canónigo magistral de Sevilla Dr. Alfonso Tejedor. Entre los once opositores
Zeballos sobresale por la justa fama de su ciencia y a nadie llamaría la atención
que la canongía le fuese adjudicada. Más aún: después de los ejercicios de
práctica todos comentan que el triunfo es suyo. Pero el 14 de marzo con gran
estupor se sabe que el voto de los examinadores había recaído sobre otro.
No iba a ser ésta la única ni la mayor desilusión de su vida, aunque
él tal vez así lo creyera entonces. A raíz de este hecho, Zeballos llamó a
las puertas del Monasterio Jerónimo de San Isidro del Campo, próximo a la
ciudad de sus triunfos como estudiante y de su fracaso como opositor a una
canongía.
El 27 de marzo de 1.758 ingresó oficialmente en la Orden, en la que
perseverará hasta el fin de sus días. Era prior Fray Juan de San Lorenzo,
quien desde el principio leyó con claridad en el alma del postulante y lo quiso
con amor de padre y de amigo.
El recogimiento solitario, la plegaria continua, ya en privado, ya en el
coro, el trabajo manual y el estudio (sobre todo de la Sagrada Escritura) dentro
del marco prescrito por la obediencia, señalan el estilo de esta Orden que
tantos hombres ilustres han dado a la Iglesia y a España a lo largo de su
historia.
Tenía ya Zeballos 25 años cumplidos cuando inició su noviciado.
Quienes lo conocieron, atestiguaron después de su muerte que su carácter era
propio para monje: abstraído, taciturno, estudioso, amigo de la naturaleza,
alejado de toda concurrencia, y de una singular modestia y compostura. El novio
tomó muy en serio su entrega a Dios en el claustro y más cuando, transcurrido
un año, se ligó a El con los votos de la profesión.
Conociendo los antecedentes de sus títulos universitarios y de su
indiscutible saber, juzgaron oportuno los superiores enviarlo al colegio de
Salamanca, a residir allí con la categoría de Maestro.
En aquella ciudad inició su carrera de escritor. La primera obra, que no
llegó a terminar, la tituló: “Paráfrasis
de los Salmos en tres sentidos, moral, místico y literal”. Había una
frase que solía decir: “Dios ante todo. Después de Dios mis libros”, frase
que sintetiza su figura humana y religiosa.
Su elección de Prior de San Isidro, en Santiponce, para el trienio
1.768-71 demostró claramente que lejos de ser un puro intelectual, poseía
también dotes de mando y capacidad de organización.
Además del buen ejemplo de austeridad en todo y de fiel cumplimiento del
deber, las mejoras que introdujo en el monasterio así lo atestiguan: embelleció
la Iglesia, solucionó el grave problema del abastecimiento del agua, hizo
construir nuevas dependencias.
El segundo domingo de Julio de 1770, predicó un Sermón a la Muy
Venerable y Real Esclavitud del Santísimo Crucifijo de la Injurias , en la
Iglesia de San Millán, en Madrid. Le fue otorgada licencia para imprimirlo el
16 de Febrero de 1771.
En
éste mismo año 1.771 fue nombrado
Prior del Colegio que la Orden tenia en Avila, donde empezó a escribir:
“La falsa filosofía: Crimen
de Estado” que quizás, sin él sospecharlo, iba a ser su gloria y su
cruz. Pudo publicar los seis primeros volúmenes entre 1.774 y 1.776. La obra en
conjunto pretendía ser y es en efecto un tratado de apologética o defensa del
dogma y práctica cristiana contra los ataques de que era objeto en la Europa
ilustrada del siglo XVIII. Precisamente en 1.776 se terminaba en Francia la
publicación de la “Enciclopedia”, resumen de las ideas y errores de la época.
Frente a ella el Padre Zeballos erigía una antienciclopedia. Pero los mismos
que al principio la habían mirado con buenos ojos, y entre ellos en primera línea
el fiscal Conde de Campomanes, no ocultaban ahora su rechazo hasta conseguir que
se suspendiese su publicación. Un año estuvo en Madrid su autor haciendo
gestiones para que se continuara la impresión; tuvo una entrevista con Carlos
III. Todo fue en vano. Se le prohibió que siguiera escribiendo como, lo había
hecho hasta entonces. No es costoso imaginar con qué ánimos se restituiría el
maltratado monje a su monasterio de San Isidro. Era una desilusión mayor que
aquella de sus años floridos, cuando se había presentado sin éxito a unas
oposiciones.
Le dedicó entonces un tiempo a sus antiguas aficiones de arte y escribió
“La Itálica” y la “Sidonia Bética”, ambos tomos referidos a las ruinas existentes
junto a su Monasterio.
Fue elegido de nuevo Prior para el trienio 1.789-92. Fue también
Visitador General de Castilla.
Aún le quedaban por saborear nuevas amarguras. Dos veces viajó a
Portugal por ver si en el país vecino conseguía imprimir sus obras. Dio a la
estampa “La Falsa Filosofía”
hasta el tomo séptimo. Pero el Consejo se opuso a que continuase la impresión.
Allí también publicó un folleto titulado “Discurso
apologético por la devoción del Corazón de Jesús”. El opúsculo fue
introducido en España. Enterado el Gobierno dio orden al regente de la
Audiencia de Sevilla que lo recogiese e informase sobre el caso. Esto colmó la
medida de los sufrimientos que venían alterando la salud de Zeballos. Según
testimonio de Justino Matute, a raíz de la orden de que se recogieran los
ejemplares de su discurso apologético, “se le arrebató el calor a la cabeza
y le originó la enfermedad de que falleció” en Santiponce a las Nueve y
cuarto de la noche del 1 de marzo de 1.802.
El Padre Zeballos es una figura sobresaliente de nuestro siglo XVIII. En
él de modo admirable se dan la mano el jurisconsulto, el pensador y el erudito,
y más que filósofo fue un apologista de la fe cristiana. Además del latín y
el griego, conocía bien el francés, el portugués y el italiano. Su estilo está
muy alejado de la concisión y rapidez del nuestro; pero si se reflexiona en la
distancia que nos separa de él en cuanto al tiempo, se contará con un criterio
más justo para valorarlo y comprenderlo.
Hay muchas obras del Padre Zeballos, así como la referencia que a él
hacen otros muchos, caben destacar, además de las citadas, entre las suyas :
“Maná Escondido” , “Noche
de incredulidad“, “Observaciones
sobre la Reforma Eclesiástica en Europa( Madrid,1812)“. Y las de otros
autores como: “Fr. Fernando de Zeballos
y la Reforma Eclesiástica en Studia Heronymiana (Madrid,1973)” y “El Padre Zeballos y su censura de L’An 2440 (Sevilla,1978)“ de
Francisco Avellá Chafer; “Historia de
los heterodoxos españoles (Madrid.1880)” y “Historia
de las ideas estéticas (Madrid.1940)” de Marcelino Menéndez Pelayo; “Los
orígenes del pensamiento reaccionario español (Madrid.1971)” de Javier
Herrero; “Historia crítica del pensamiento español (Madrid,1984)” de José
Luis Abellán; “Biografía del P. Fr.
Fernando de Zeballos (Segovia.1856)” del P. Fr. Vicente de Luna; “El
pensamiento político del despotismo ilustrado (Sevilla, 1979) de Luis Sánchez
Agesta; “Diccionario de Escritores, Maestros…(Sevilla,1922)” de Mario Méndez
Bejarano; “Historia del reinado de
Carlos III en España (Madrid,1856)” de Antonio Ferrer del Rio; “Voltaire
en España 1734-1835 (Barcelona,1982) “ de Francisco Lafarga; … y un
largo etcétera de obras, artículos
y revistas donde hacen referencia a su persona. También existe bastante
documentación en el Monasterio de Santa María del Parral, en Segovia, entre
las que cabe destacar un “ Libro de
Beccaríae y una impugnación del P. Fr. Fernando de Zeballos en España y América
(Segovia,1915)”, la que tan amablemente ofrecen para su estudio.
Deseo fervientemente que la llama que encendieron en un tiempo nuestros
“paisanos” y amigos Rvdo. D. Juan Candil (q.e.p.d.), D. Mario Garrido y D.
Domingo Gil Baro, entre otros; y que el 18 de Abril pasado avivó nuestra
Asociación Cultural Ntra. Sra. de la Soledad, que esperemos que no se apague,
sea para honra y grandeza de Espera y de la Orden Jerónima. Sirva de homenaje
la placa que se descubrirá el próximo día 9 de Septiembre del presente 1997 a
todos los monjes de la Orden que, siguiendo la Regla de San Agustín, dedican su
vida a la oración, el silencio y el trabajo.
Antonio
Durán Azcárate. 1997
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2006 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA