ÉRASE UNA VEZ...
... hace miles de años, una familia que, a iniciativa propia o condicionada por tener que buscar el sustento, se alojó en los aledaños de la sierra conocida como Fatetar. Atendiendo a deseos divinos procrearon y se multiplicaron, llenando ese recipiente al que llamamos historia. En él se fueron depositando pasajes, alegrías, sinsabores, celebridades. Una vez repleto, cada vez que se introducía algo en dicho recipiente, veíamos que desplazaba algo que se salía del mismo y que caía al vacío. Entre las cosas vertidas y desplazadas, como humanos que somos, se veía que en muchas ocasiones eran las mismas: una batalla, una conquista, un monumento, una muerte,... se repetía... se repetía...., olía a costumbre, tradición, cultura, historia.
Hoy se vuelve a repetir y creo se seguirá repitiendo dicha historia por los siglos de los siglos… pero sin amén, porque eso significaría que la aceptamos y solo se debe aceptar lo que sea bueno y justo no lo que sea costumbre, que en algunos casos puede ser mala o muy mala.
Debemos de tomar buena nota de todo cuanto acontece porque si en algo se caracteriza el influjo del aire y del agua que nos dan vida en éste pequeño pueblo es en la gran sabiduría de algunos de ellos para desgracia suya. Para nosotros si es una gracia, que se refleja en lo que nos dejan.
Cada día que pasa y cada nota nueva que encuentro y observo de nuestro paisano el R.P.M. Fr. Fernando de Zeballos más lo admiro sobre todo por la valentía con que se dirigía a quien lo escuchaba, a quien lo leía o a quien le escribía. Llegó a mis manos por azar una carta que el 10 de Febrero de 1796 dirigió al rey Carlos IV y que por no tener desperdicio no lo tiene ni las notas marginales que algún que otro jefe suyo escribió. Uno de los párrafos de dicha carta dice: “… son como sirvientes de otras tantas empresas tan grandes y tan dignas de V.E. como la que se ha desplegado en éste plan. Ojalá que ellas, y otras muy necesarias a ésta Nación para que la Justicia y la Paz reinaran en ellas, llevando la primera a las mismas Casas de nuestros Naturales quitándoles el trabajo de ir buscando lejos; y a la segunda fundándola en una constitución firme que sin las Armas bien arregladas por las que se hacen respetar las Naciones, así por los de afuera, como por los de adentro. Yo pido a Dios dirija los nobles deseos de V.E. para que mirando por ésta su Patria tan ollada de los extraños, como de sus malos hijos que se dicen fácilmente Patriotas reflorezca en toda aquellas partes en que se haya postrado…”.
No es solamente un personaje ilustre y estudioso definido por alguno como “… infatigable defensor de los principios católicos, martillo de los incrédulos, y azote de los propagadores de falsas doctrinas.”, el que deja huella y te conmueve con lo que escribe; incluso alguna que otra persona menos famosa pero que pudiera tener esa misma definición que hemos enunciado, como pudiera ser nuestra paisana Dª Rosario Ibáñez Sánchez en la “Poesía” publicada en libreto del Sto. Xto. en el año 1997, pag. 44, y que al igual que la mencionada antes tampoco tiene desperdicio ninguno; en algún pasaje dice: “… que lo mataron los hombres / que fueron los asesinos / y aquellos que lo mataron / eran parientes y amigos. / Allí queda nuestro Cristo / encerrado y ofendido / esperando que el Dios del Cielo / castigue a los asesinos.”. Seguro que será así.
Falta de Justicia y de Paz va a seguir existiendo mientras esos lapsus de historia lo queramos imprimir bajo la Cruz de un “cristo”, bajo la Advocación de una “virgen”, o bajo la Figura de un “santo” ó “santa”. Dentro de ese recipiente va a seguir existiendo pasajes, sinsabores,… que nos hará recordar la Antigua, nos hará ver claro la Antigua;… J.H.S.
- ¿ Recuerdas lo ocurrido a D. Cristóbal Acosta Cordero y D. Gabriel Mª Domínguez Silbado aquel 28 de Febrero de 1834 ?
- Ahhhhh, sí.
Hace tiempo dijo el Hermano Juan Pecador : “ Afuera vergüenza; que todo se ha de despreciar por agradar y servir a Dios.”. Hoy es Santo, pero no menos lo serán en un futuro el Hermano Bonifacio ( conocido por el “Sablazo de Dios” ) y el Hermano Adrián que aún le sirve y que esperemos que lo siga haciendo por mil años más.
Nunca habrá un colorín, colorado. Porque como decía Ms. Bueno Monreal los cristianos debemos perdonar, pero nunca olvidar.
Antonio Durán Azcárate. 1999
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2006 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA