Vienen tiempos quizás aun más complicados, en la que se tratará de menoscabar los pilares básicos de nuestra comunidad, para lo que enarbolan la “racionalización” y la “sostenibilidad”, y que solo plantando cara a los embates podremos frenar, ya que no solo está en juego nuestro futuro sino el de la generación que nos sucede, a los que se trata de negar el acceso a la cultura, la educación, y un futuro profesional, viéndose abocados no a emigrar a otras comunidades, sino a otro países.

             No quisiera transmitir un mensaje de desesperanza, y menos en estas fechas en las que nos queda el consuelo y refugio del calor familiar, gracias al cual muchos convecinos están logrando cubrir sus necesidades más inmediatas, con la ayuda de padres, hermanos y abuelos, no sin que ello suponga un enorme sacrificio, pero si quiero que este mensaje sirva de motor para la reivindicación y la lucha, que al igual que hace muchos siglos una comunidad quiso y supo enfrentarse al sistema por injusto y cruel, algo tan trascendente que aun después de tanto tiempo seguimos celebrando, quizás de forma simbólica, el nacimiento del germen de aquello que supuso concebir la igualdad entre todos, y la solidaridad para todos, nos miremos a las caras y nos demos cuenta que la solidaridad y la humanidad que en estas fechas predicamos, tiene su pilar fundamental en lograr que respetemos y hagamos respetar los derechos y se cubran las necesidades de los ciudadanos, para lo que debemos unirnos como uno solo, para afrontar el reto de conseguir cambiar la realidad que nos tratan de hacer creer como inamovible.