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Artículos de la Villa de Espera

A tí, jornalero

 

  

A TI , JORNALERO.

 

                                               ( A mi padre )

 

Era una persona enjuta, pero a la vez irradiaba una luz que deslumbraba a su alrededor, tan enjuta que era necesario mirar dos veces para verla. Era baja, de estatura, pero una línea recta , derecha, que no era doblada ni por el más fuerte viento, ni la lluvia , ni el trueno, dureza y nobleza en su cuerpo, todo fibroso, todo trabajo, todo sensibilidad, todo sentimiento.

  Su  cara estaba arrugada, muy arrugada, pero cada una de esas arrugas tenía una causa: un sol terrible, una lluvia tenue o fuerte, un viento helado de otoño, una brisa de primavera, una arruga del levante y otra del poniente, todas tenían una causa; eran profundas, eran sinceras, eran sobre todos honradas, ganadas con sudor , con decencia, con humildad, etc....

  Sus manos estaban agrietadas, rudas, casi cortaban cuando rozaban la cara, pero que cuando las estrechabas te daban un calor , una vida, que hasta entonces no conocía. Manos que sangraron muchas veces, manos que tomaron de la Naturaleza su   dureza, manos que se entremezclaron con la tierra, con sus frutos, con su hermosura y su fealdad, con ella se unió en comunión perfecta durante toda su vida, manos... tierra... .

         Manos que nunca pudieron expresarse por escrito, sino por calor, por caricias , sabiduría rural... maldito analfabetismo.

          ¿Cabían en este cuerpo de "desecho", sentimientos, amor o ideas  ? . Radicalmente si, este cuerpo que había sido humillado, maltratado, pero sobre todos éstos se sobreponía por unos sentimientos, por un amor hacia los suyos, por unas ideas de igualdad de democracia, de decencia, de honestidad, de ... humildad, de una nueva historia, una vida nueva. Porque sólo desde la humildad, desde abajo se puede ver y desear una sociedad más justa, pero que nunca lo fue para con él, desear un bienestar para los suyos aunque él no lo disfrutase nunca, puesto que a los que nunca han tenido nada, nada se les puede quitar, nada pueden perder. Su camisa llena de sudor, mírala desde la honradez y la lejanía de la corrupción.

      Desde la antigüedad , su sino estaba escrito, no estaba hecho para esa felicidad consumista que nos rodea. El sólo deseaba poder vivir , viendo a sus hijos estudiar, aprender, hacer todo eso que él no pudo hacer: leer, saber hablar, que enorme error, si el siempre supo decir lo necesario , sin perífrasis, ni rodeos, lo justo y necesario.

       Era en definitiva, lo que le daba alas para poder ilusionarse con que la igualdad se podría conseguir, que nadie los iba a humillar, que nadie los iba a maltratar, que por fin podría alzar la voz , clamar a los cuatro vientos su desdicha y su alegría, que nadie se iba a aprovechar de sus cuerpo, aunque nunca le importó , sino más bien le alegró cuando vio sus manos agrietadas, sus arrugas profundas y firmes, vio una tierra nueva y se entremezcló con ella para en esa perfecta comunión vivir por siempre entre todos.

     

    

         HERSAN.1999

 

Índice de Artículos de la Revista 1999

 

 

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2006  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA