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CUARESMA - PREPARACIÓN PARA LA PASCUA
Cinco semanas, cuarenta días hasta la Pascua, cuarenta. Cuarenta años caminaron los israelitas por el desierto: salían de la esclavitud, les guiaba el Señor en forma de columna de nube, el Señor iba con ellos en la Morada, les alimentaba con el maná. Iban hacia la Tierra, la Patria. ¡Qué bonita imagen de la vida humana, llena de confianza en Dios, guía y fuerza para el camino hacia la Patria!
¿Quién nos ha robado la alegría del Adviento y la Cuaresma? ¿Quién ha reducido el mensaje a la penitencia ante un Dios justiciero? ¿Quién ha olvidado que lo que celebramos es “Dios libertador”? ¿Quién se ha quedado sólo con la ceniza y se ha olvidado de que Dios da la vida a la ceniza?
Adviento y Cuaresma son dos bellas imágenes de la vida humana: de la oscuridad, el pecado y la muerte, a la luz, la gracia y la vida, por la fuerza de Dios Salvador, que se ha hecho visible en Jesús.
En este tiempo más que nunca debemos tener mucho cuidado con nuestras deformaciones. Podemos celebrar la Cuaresma como si fuera un tiempo de penitencia para conseguir de Dios el perdón de todo el año, durante el cual no nos acordamos de Él. Podemos celebrar la Semana Santa pensando solo en Jesús crucificado, prescindiendo de la Resurrección. Podemos celebrar la Resurrección solamente para alegrarnos del triunfo de Cristo, sin pensar en nosotros, en nuestro triunfo.
Es mucho más: celebramos nuestra vida, como triunfo sobre el pecado y sobre la muerte. Celebramos que se puede vivir en medio del mal, incluso del mal profundo, el que nos hace esclavos, el pecado. Celebramos que todo eso lo vemos en Jesús, el Hombre Nuevo, el Hombre definitivo, más fuerte que el pecado y que la muerte.
Hay cosas que no se pueden hacer con reflexión, con lectura, con escuchar, ni con charlas… Todo eso es necesario, pero la salsa del cristianismo consiste en “intimar con el Señor para intimar con el Padre”, es decir, orar.
Temo a las personas que conocen muy bien el Evangelio y que desconocen al Señor del Evangelio. Posiblemente un día estén dispuestos a hacer del Evangelio un estandarte de reivindicaciones, pero no a ser elevados en la Cruz como Jesús hizo.
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@ Antonio Durán Azcárate. 2001 - 2004 Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA
